QUE ES GRIEGO
Descubre el Sexo Anal
Hay algunos hábitos sexuales que aún se consideran tabú hoy día. Les precede su mala reputación y, probablemente, un cierto desconocimiento sobre su práctica real. Una de ellas es el sexo anal.
No en vano durante mucho tiempo se ha asociado a las tendencias homosexuales y a los comportamientos conocidos como parafilias, gustos que exceden lo aceptado por las convenciones.
Actualmente, hay quienes piensan que causa mucho dolor y degrada a las mujeres. Pero para otros es una práctica muy placentera y cita obligada en sus relaciones sexuales.
Placer prostático
La penetración por detrás es más conocida como “griego” y uno de los servicios más demandados, junto a la felación, por los españoles. El acceso es muy sencillo. En internet encontraremos muchas páginas orientadas a este ámbito, incluso en medios tradicionales, como periódicos o revistas especializadas.
Pero, volviendo a nuestro tema, ¿por qué esta práctica anal resulta tan placentera?
Sexo anal, juego y penetración
El ano, al igual que otras partes del cuerpo propensas a la estimulación, como los senos o los genitales, es una zona muy sensible. Sus múltiples terminaciones nerviosas lo convierten en una fuente de placer, muy receptivo al juego erótico.
No en vano el investigador alemán Ernst Grafenberg creía que era la postura ideal para estimular el punto G. Hablamos de la penetración tradicional, pero también de besos, caricias, incluso de la penetración con los dedos o juguetes sexuales, todo ello en vías a experimentar sensaciones más intensas.
Es evidente que el ano no tiene la elasticidad de la vagina. Para evitar desgarros, o el dolor asociado a esta práctica, se suelen utilizar lubricantes, incluso la aplicación del mismo lubricante ya actúa como estimulante en el juego sexual, sobre todo si es casero.
Posturas en la práctica anal
No cabe duda de que una de las posturas más populares del “griego” es la del perro. En esta postura, la mujer se pone a cuatro a patas, agachando su espalda, para dejar al descubierto su ano, incluso puede estimular los genitales del hombre durante el acto sexual. Es muy excitante, tal vez porque nos recuerda nuestro instinto animal.
Hay otras, de costado o sentado de espaldas o frente a ella. Si optamos por esta última, podremos disfrutar de otros puntos erógenos, como los senos, el cuello o la boca.
El sexo anal se ha convertido en todo un clásico dentro del repertorio sexual de cualquier pareja y en uno de los reclamos más excitantes.