FANTASIAS SEXUALES
Fantasías eróticas
¿Has tenido alguna fantasía erótica? ¿Es solo tema de las mujeres o también de los hombres? Seguramente la gran mayoría de las personas con una vida sexual activa ha tenido o tiene fantasias sexuales, desde las más sexys hasta las más perversas.
Muchos hombres sueñan verse sentados en una silla, en una habitación de luz tenue mientras dos ninfas juegan a provocarse entre sí, al tiempo que él disfruta del espectáculo, hasta que él se vuelve el centro de atención de las dos chicas.
Algunos imaginan a su pareja haciendo un streaptease lentamente, dejando al descubierto su cuerpo a medida que la música va marcando el ritmo. Otros eligen los juguetes sexuales: látigos, esposas, dilatadores, vibradores, entre otros; que son usados por muchas parejas en sus fantasias eroticas de una relación sádico-masoquista, siempre dejando ver el castigo sexual como un medio para un final placentero.
A la mayoría de las mujeres les gusta imaginar una situación de peligro, donde ellas son rescatadas por un valiente caballero, al cual terminan seduciendo con sus encantos y llevándolos a la cama.
Muchas parejas, como parte de los juegos sexuales utilizan palabras para «entrar en calor», esas que susurradas al oído y unidas a caricias en los lugares donde la piel es más sensible (especiales y en ocasiones diferentes para cada persona), son capaces de despertar hasta al mismísimo Morfeo.
Fantasías sexuales a diario
Los hombres, al llegar a casa ya avanzada la tarde, esperamos encontrar al abrir la puerta del cuarto una hermosa figura cubierta apenas por un escaso juego de satín rojo, que espera recostada en la cama. Los ojos viajan justo a su pecho, casi a punto de explotar, y van descendiendo lentamente por su cuerpo, intentando descifrar lo que hay más allá de la tela.
Ella se levanta, camina hacia él muy despacio, mirándolo a los ojos fijamente sin decir palabras. Lo toma de las manos, lo pone de espaldas a la cama y lo arroja encima, mientras ella empieza a mover sus caderas y hace un streaptease deshaciéndose del juego rojo.
Se gira de espaldas y va hacia la mesita de la esquina, y regresa con un látigo en una mano y una cuerda en la otra y se los entrega.
Juegos y fantasias sexuales
Están listos para sus juegos sexuales. Él se levanta, la lleva a la cama y ata sus manos violentamente con la cuerda. Sostiene el látigo en alto y poco a poco recorre el cuerpo de la prostituta, rozando sus senos allí donde son sensibles.
Él no se detiene, sigue descubriendo a su paso los pedazos de piel que quedan expuestos antes de llegar a la zona de mayor placer. Roza su clítoris, arriba y abajo, imponiendo un ritmo que se hace cada vez más urgente, llevándola al borde del abismo y haciéndola pedir más.
Luego la penetra tan fuertemente que la hace olvidar las horas que pasan dentro de esa habitación de vicios y placeres…